Ola sin espinas.
Roca sin lágrimas
que ya no puede expresar
la desfondada garganta.
No basta, no basta rozar
con la yema de los dedos
el amor desesperado,
donde enjugar el alma y cantar,
cantar al exótico
arrullo de los pájaros,
consintiendo, durmiendo,
haciendo que se duerme
en la laguna solitaria del olvido.
Simplemente exelente como cada uno de tus poemas. Sin palabra. Abrazo
ResponderEliminarGenial! Siempre es un placer leerte, cielo...
ResponderEliminarUn abrazo con el cariño de la amistad.
_Charo Bustos Cruz_
Ángel Isidro, paso a saludarte y darte las gracias por tu comentario a mi blog.
ResponderEliminarSi Dios quiere nos seguiremos leyendo
abrazo sincero
M. Ángel