miércoles, 20 de noviembre de 2013

OSTENTAR EL CIELO SIN PISAR LA TIERRA


OSTENTAR EL CIELO SIN PISAR LA TIERRA

Modera el vuelo que te predomina
y deja de volar alto,
porque hay huecos en el aire que te saltas. 
Vanidad que te deja escuetamente al descubierto.

Sabes que el firmamento es inmenso e infinito, 
y puedes caer en el vacío de la indiferencia, 
pero al ser así tu particular modo de ver y entender,
y además de lo sugerido, tú insistes e insistes en volar alto
en lugar de volar bajito y guardar la compostura,
puesto que en caso de perderte, te orientarás mejor
o encontrarás a alguien de a pié, incluso volando”,
por supuesto volando a tus ojos mas bajito que tú.

Precisamente por eso, por ser moderado su vuelo,
y al estar más cerca de la tierra, pisando el suelo,
el suelo de la madre que nos vio nacer y crecer;
te hablará e indicará el camino que has de seguir…
que tú por querer volar alto, te pasas de largo,
no te permite mirar para ver.   

Ni notas el efecto del azorado vuelo manipular tu razón,
a pesar  de que  ese no sea el camino que has de recorrer
para encontrar la verdad.

El Cielo, es otra cosa, es la sencillez, el amor, la comprensión,
estos conceptos y actitudes, están en la tierra generosa y noble.
En la tierra se gana el Cielo.

No corras, no vueles tan alto, ama y mira a tus semejantes,
al mirarles, los verás distintos, de diferentes formas y color,
pero sin duda te convencerás de que todos somos iguales.

Una vez moderado el vuelo, conseguirás sosegar el alma,
y ya sin ostentaciones, pisando el suelo, el suelo de la tierra
donde todos nos igualamos, volverás a verlos normales.



martes, 5 de noviembre de 2013

AQUÉL AMOR PRIMERO



AQUÉL AMOR PRIMERO

Pasaste de mi muy cerca
y tus ojos, no me vieron,
hubo un perfume a rosas
sentí un instante de mareo,
no sé si fue la ilusión
de volverte a ver de nuevo,
pero tuve la sensación
de temblor y de recelo.

No quise hacerme notar
y te vi perderte ya lejos…
una inmensidad sin verte
y otra que me esperó luego.  

Vi cómo te  marchabas   
a lo largo del paseo
pisando hojas ambarinas 
que por ser entrado el otoño
estaba repleto el suelo.

Si a mi fuente te acercaras
viniendo a beber de nuevo,
no calmarías tu sed
ni apagarías tu fuego.

Te fuiste y solo me dejaste
con aquél dulzor primero;    
que por ser mi primer amor
aún sin querer a veces lo recuerdo.