Descifro sin inmutarme
los pétalos, el árbol, un nido,
cercas y bardas luminosas
de sol. Camino a camino
quedose solo y sin respuesta
el rojo carmesí de la tarde
al agotar el ruiseñor su trino.
Por margaritas blancas
cambió su praxis la rosa.
Yo siempre he preferido
celar entre algas luminosas
de mañanas claras premisas
las leves florecillas preciosas
que son más frescas y precisas,
pero, el ligero otoño entonces
de su grato candor las priva,
y haciendolas de faz misteriosa
pierden la suave sonrisa.
Hola! Aquñi tienes mi visita, siento la tardanza.
ResponderEliminarMe alegra mucho haberte encontrado, y poder disfrutar de tu poesía. Muchas gracias por tus visitas y tus comentarios. ¡Siempre se agradecen!
No dudes que me verás aqui más a menudo y ya te dejaré unos versos.
Ojalá siempre estuviesemos entre mañanas claras y florecillas preciosas. La vida nos iría mucho mejor.
Un saludo, poeta.
Un hermoso paisaje del transcurrir del día el que muestras en tu poema, todos los momentos tienen su magia, las mañanas con las flores y el otoño que me encanta.
ResponderEliminarUn abrazo
Bellísimo es tu blog, y el poema junto con la imagen transmiten vida, luz y color.
ResponderEliminarTe agradezco el que hayas visitado el mío, y estaré encantada de que vuelvas otra vez.
Mira allí en mi blog te dejé este comentario, te lo dejo aquí para que no tengas que volver:
ANGEL
Gracias por venir a visitar mi blog, pero vuestros comentarios no me agobian, al contrario, me impulsan a seguir escribiendo, estoy feliz de que estéis aquí dejando vuestras huellas.
Iré a conocer tu blog.
Muchas gracias.
Un beso.