sábado, 23 de abril de 2016

DE ORILLA A ORILLA

Se me acaba la idea,
se modera mi entusiasmo.
De ardor estoy lleno
y de soportarlo.
Brota una inmensa llama
que me que me devora
y me abrasa por dentro,
si la eternizas,
si sólo la contemplas...
Si se desencantó mi paciencia
cuando no me fue posible amarte,
no me preguntes por qué.
Quiero decirte amor,
que nada intento reprocharte
en este tránsito de calma,
donde apaciguados nos queremos
cuando ya por fin nos sosegamos.

Es un compendio de nuestro pasado,
de nuestros deseos y mis impulsos
en parte consolados, otros...
cariño, amor, otros contenidos.
El hallarte, quererte y contemplarte,
fue una amenidad precisa,
una ferviente cábala
que malgamó mi corazón errante.

Hoy me veo entre dos ríos,
uno es de arena,
otro es el aroma de tu sangre.
De  orilla a orilla me embalsama,
se desparrama el vaho por el aire,
me acaricia la tibia flama y no sé,
no sé en cual de los dos bañarme:
si en la arena de tu playa,
o en la embriagadora bruma de tu sangre.

Se esconde tu caricia entre burbujas,
las que el río en remansos va dejando,
y me cuelgo de los sauces para verte
y me suelto y con tu brisa no me caigo.

Me embalsama el aroma de tu carne,
te busco por la tibia arena, te persigo
al olor de tu cuerpo exuberante.
Cariño, mi amor, quiero hallarte,
quiero tenerte, venerablemente te lo pido.